
Caldo gallego
Caldo gallego, receta tradicional con grelos para los días fríos. Una receta tradicional de Galicia que reconforta cuerpo y alma.
El caldo gallego es uno de esos platos que transmiten historia y tradición en cada cucharada. Originario de Galicia, ha acompañado a generaciones enteras en los fríos inviernos del norte.
Este guiso, con sus verduras de temporada, carnes y ese toque inconfundible del unto, es un verdadero símbolo de la cocina gallega. Hoy te enseñamos cómo prepararlo con grelos para disfrutar de su sabor más auténtico.
Ingredientes para 4 personas
- 150 g de alubias blancas secas
- 5 patatas
- 1 manojo de grelos
- 20 g de unto
- 1 chorizo
- Costilla salada
- Panceta salada
- 1 hueso de espinazo de cerdo
- 1 trozo de ternera
- 1 pechuga de pollo
- 3 litros de agua
Cómo preparar el caldo gallego
- Desalar y remojar: La noche anterior, coloca las carnes saladas en agua para eliminar el exceso de sal. Si quieres, deja también las alubias en remojo.
- Cocer la base: En una olla amplia, añade el agua, las alubias, el unto y todas las carnes. Cocina a fuego medio durante unas 3 horas para conseguir un caldo concentrado y sabroso.
- Preparar las verduras: Lava los grelos y pela las patatas, manteniéndolos en agua hasta su uso.
- Retirar la carne: Cuando esté cocida, sácala de la olla y resérvala. Ajusta el punto de sal del caldo.
- Añadir las patatas: Córtalas en trozos irregulares y agrégalas al caldo. Cocina 5 minutos.
- Incorporar los grelos: Párteles las hojas con las manos y añádelos a la olla. Sube el fuego y deja hervir fuerte unos 20 minutos.
- Reposar y servir: Apaga el fuego y deja reposar. El sabor mejora si se consume al día siguiente.
Consejos para un caldo perfecto
- Usa unto ahumado para conseguir el aroma tradicional gallego.
- Cambia los grelos por berzas, repollo o nabizas si no es temporada.
- No cortes la verdura con cuchillo, desgárrala con las manos para conservar su textura.
Maridaje recomendado
El caldo gallego combina de maravilla con vinos blancos de la región, como un Albariño de la DO Rías Baixas o un Godello de Valdeorras. Estos vinos frescos y con buena acidez equilibran la untuosidad del caldo y realzan las notas vegetales de los grelos.
Para quienes prefieran tintos, un Mencía joven de la DO Ribeira Sacra es una opción excelente: ligero, frutal y sin exceso de taninos.
Sabor que conecta con la tierra
Preparar un caldo gallego es mucho más que cocinar; es mantener viva una tradición que forma parte de la identidad de Galicia.
Cada cucharada evoca los inviernos junto al fuego, los sabores de la huerta y la generosidad de la cocina casera. Ya sea en un día frío o como homenaje a la gastronomía gallega, este plato siempre será un acierto en tu mesa.
