historia del brindis
Descubre la historia del brindis y por qué chocar las copas nació como un gesto contra el veneno.

¿Por qué se brindaba chocando las copas?

Carlos Fernández 13/08/2025 Historia

Brindar chocando las copas tiene una historia fascinante ligada a la desconfianza y al veneno, y forma parte de la historia del brindis que ha evolucionado desde la Antigüedad hasta nuestros días.

Esta costumbre, que hoy asociamos con celebraciones y buenos deseos, nació como un gesto de seguridad entre comensales, un modo de demostrar que nadie intentaba envenenar al otro.

El sonido metálico o cristalino del choque de copas, que ahora nos parece un detalle de etiqueta, era en realidad una declaración de confianza mutua.

El origen: un gesto contra la traición

Para entender la historia del brindis, debemos retroceder miles de años, a un tiempo en que las comidas y banquetes eran tanto ocasiones de placer como escenarios de intrigas políticas. En la Antigua Grecia y Roma, el temor al envenenamiento era real: en la corte, en los campamentos militares o en las reuniones diplomáticas, cualquier sorbo podía ser el último.

La solución fue ingeniosa: al llenar las copas hasta el borde y chocarlas con fuerza, parte del vino de una copa salpicaba en la otra. Así, si alguien había intentado envenenar a su rival, estaría bebiendo de la misma mezcla, garantizando que su destino sería compartido. Era un pacto tácito y visual que transmitía seguridad.

De la desconfianza a la cortesía

Con el paso de los siglos, el gesto perdió su carácter de “prueba de lealtad” y se transformó en un acto de buena educación. En la Edad Media, los banquetes señoriales adoptaron el brindis como ritual formal, acompañado de palabras de elogio o lealtad al anfitrión o a la figura del rey.

El choque de copas también tenía un sentido simbólico: el sonido claro evocaba pureza y honestidad, y en algunas culturas se creía que ahuyentaba a los malos espíritus. Así, lo que comenzó como un mecanismo defensivo se convirtió en un acto festivo cargado de simbolismo.

El sonido como quinto sentido del brindis

Una de las curiosidades menos comentadas en la historia del brindis es que este ritual integraba los cinco sentidos:

  • Vista: observar el color del vino.
  • Oído: escuchar el choque de copas.
  • Olfato: percibir el aroma.
  • Gusto: saborear el vino.
  • Tacto: sentir la copa en la mano.

El choque de copas añadía la dimensión sonora, completando la experiencia sensorial.

Del pasado a las celebraciones modernas

Hoy en día, el acto de brindar chocando las copas es más un gesto de unión y alegría que un test de confianza. Se ha adaptado a todo tipo de bebidas, desde vino y champán hasta cerveza o cócteles, y sigue transmitiendo un mensaje claro: “estamos juntos en esto”.

En eventos internacionales, enoturismo o simples reuniones familiares, el brindis sigue siendo un puente entre culturas y generaciones, recordándonos que detrás de cada gesto hay siglos de historia y tradiciones compartidas.

Un legado que sigue sonando

Aunque el riesgo de veneno ya no es una preocupación habitual, cada vez que alzamos la copa y escuchamos ese tintineo, estamos evocando una tradición milenaria.

El choque de copas no es solo protocolo: es un eco del pasado, una herencia cultural que conecta nuestra mesa con la de antiguos reyes, guerreros y anfitriones que encontraron en el vino un vínculo de confianza y celebración.

PUBLICIDAD

Entradas relacionadas

Scroll al inicio