
Los viñedos más altos del mundo
Los viñedos más altos del mundo están a más de 3.000 metros de altitud, y producen vinos sorprendentes.
Estos viñedos, ubicados en regiones extremas como Argentina o Bolivia, desafían los límites de la viticultura, ofreciendo caldos con características únicas que reflejan la dureza del clima, la intensidad del sol y la pureza de la montaña.
La altura como aliada del vino
En la viticultura, la altitud juega un papel crucial. A mayor altura, las temperaturas nocturnas son más frías, lo que favorece la acidez natural de las uvas, mientras que la radiación solar intensa durante el día aporta madurez y concentración.
Este contraste da lugar a vinos frescos, equilibrados y con una marcada identidad.
Argentina: pionera en las alturas
En la provincia de Salta, Argentina, se encuentran algunos de los viñedos más altos del mundo, como los de la Bodega Colomé, a más de 3.100 metros sobre el nivel del mar.
Allí, la uva torrontés se ha convertido en un emblema, ofreciendo vinos aromáticos y de gran frescura que hoy son reconocidos internacionalmente.
Bolivia y sus vinos de altura
Otro país que sorprende en este terreno es Bolivia, donde los viñedos en el Valle de Cinti y en Tarija crecen entre los 1.600 y 3.000 metros de altitud.
Sus condiciones extremas han generado un estilo de vino diferente, con tintos intensos y blancos de gran vivacidad, posicionándose como una de las regiones emergentes más interesantes de Sudamérica.
Más allá de Sudamérica
Aunque los Andes concentran la mayoría de los viñedos de gran altitud, en Europa también existen ejemplos destacados, como en las laderas del Etna en Italia o en algunas regiones de España, donde la vid se adapta a terrenos montañosos y de difícil acceso.
Vinos de altura: Viñedos en las montañas

Un privilegio de altura
Los viñedos más altos del mundo son un ejemplo de cómo la naturaleza y la viticultura pueden unirse para crear vinos singulares.
Más allá de la dificultad de cultivarlos, estos lugares ofrecen una experiencia única en cada copa, donde el sabor está marcado por la altitud, el sol y la montaña.
