
Pechugas de pollo rellenas
Las pechugas de pollo rellenas son una de esas recetas que nunca fallan, perfectas para sorprender en una comida familiar o para preparar una cena rápida y sabrosa entre semana.
Aunque la pechuga de pollo suele considerarse una de las partes más secas de este ave, al rellenarlas con jamón cocido y queso conseguimos un contraste espectacular: el interior se vuelve cremoso y jugoso, mientras que el exterior queda crujiente gracias al rebozado doble. Este sencillo detalle convierte un plato cotidiano en una receta especial que gusta tanto a niños como a adultos.
Uno de los puntos clave para que las pechugas salgan bien es la preparación inicial. Es recomendable pedir al carnicero que nos corte filetes grandes y sin cortes para poder plegarlos con facilidad. También es importante no rellenar demasiado, ya que si el jamón y el queso llegan hasta los bordes, al freírlas el relleno podría escaparse. Con unos simples trucos —como sellar bien los bordes y aplicar un rebozado doble de huevo y pan rallado— nos aseguraremos de obtener unas pechugas rellenas perfectamente cerradas, doradas y con el queso fundido en su punto.
Otro aspecto esencial es la fritura. A diferencia de otras recetas como las milanesas, no es necesario cubrir las pechugas completamente en aceite. Basta con una cantidad moderada que permita cocinarlas bien por ambos lados en apenas seis minutos. De esta forma, conseguimos un plato mucho más ligero sin renunciar a la textura crujiente. Al servirlas, lo mejor es hacerlo en caliente, justo cuando el queso del interior todavía está fundido y se mezcla con el sabor salado del jamón.
Lo mejor de esta receta es que resulta económica, sencilla y rápida. Con apenas unos ingredientes básicos —pollo, jamón, queso, huevo, pan rallado y un poco de aceite de oliva suave— tenemos listo un plato principal perfecto en menos de 30 minutos. Una propuesta práctica para el día a día que demuestra cómo la cocina casera puede ser sabrosa y sin complicaciones.
Información de la receta
- Tiempo de preparación: 15 minutos
- Tiempo de cocinado: 6 minutos
- Tiempo total: 25 minutos
- Raciones: 2
- Categoría: Plato principal
- Tipo de cocina: Española
- Calorías por ración: 374 kcal
Ingredientes para 2 personas
- 1 pechuga de pollo fileteada (250 g aprox.)
- 1 huevo
- 50 g de pan rallado
- 2 lonchas de jamón cocido
- 2 lonchas de queso
- Sal al gusto
- 200 ml de aceite de oliva suave
Cómo hacer pechugas de pollo rellenas de jamón y queso
- Si no tenemos las pechugas fileteadas, cortamos la pechuga en 2 filetes grandes y las golpeamos ligeramente para que queden más finas y uniformes.
- Salamos al gusto y colocamos en cada filete una loncha de jamón cocido y una de queso, sin llegar a los bordes.
- Plegamos los filetes a la mitad y sellamos los bordes presionando bien.
- Pasamos las pechugas primero por huevo batido y luego por pan rallado. Repetimos el proceso para un rebozado doble.
- Calentamos aceite en una sartén amplia y freímos las pechugas durante 3 minutos por un lado.
- Les damos la vuelta y las freímos 3 minutos más, hasta que estén doradas.
- Escurrimos en papel de cocina para eliminar el exceso de aceite y servimos calientes.
Maridaje recomendado
El sabor de las pechugas de pollo rellenas combina muy bien con vinos blancos jóvenes y frescos que equilibren la untuosidad del queso fundido y el toque salado del jamón. Un Albariño de Rías Baixas es una elección perfecta gracias a su acidez cítrica y notas frutales que limpian el paladar. También se puede optar por un Verdejo de Rueda, con su carácter aromático y ligero amargor final que realza el contraste de sabores.
Si prefieres un tinto, un Mencía del Bierzo joven y afrutado acompañará muy bien este plato sin enmascarar su delicadeza.
Pollo a la cerveza

Un plato sencillo que siempre conquista
Las pechugas de pollo rellenas de jamón y queso son la muestra de que no hace falta complicarse en la cocina para disfrutar de una receta deliciosa. Con pocos ingredientes y una preparación rápida, obtenemos un plato equilibrado y sabroso que encaja en cualquier ocasión.
Ideal para el día a día, pero también para sorprender en una comida familiar o una cena improvisada.
