
Diversidad de suelos en la DO Rías Baixas: el secreto del Albariño
La riqueza de los suelos en la DO Rías Baixas define el carácter único del Albariño y de otras variedades autóctonas de Galicia.
Los suelos en la DO Rías Baixas desempeñan un papel fundamental en la calidad de sus vinos. A diferencia de otros cultivos, la vid necesita terrenos pobres, bien drenados y con capacidad de retener la humedad necesaria. Esta combinación, presente en las cinco subzonas de la denominación, permite elaborar vinos con matices tan diversos como los paisajes gallegos.
El minifundismo característico de la región y la coexistencia de viñedos junto al mar, en bancales o a orillas de los ríos, contribuyen a la heterogeneidad. Así, no hay un único Albariño, sino un abanico de expresiones influenciadas por el suelo, el clima y la orientación de cada parcela.
Granito, esquistos y depósitos aluviales
El granito, omnipresente en Galicia, es protagonista en subzonas como el Val do Salnés y Soutomaior. Su descomposición, conocida como xabre, confiere frescura, acidez y aromas persistentes a los vinos, rasgos muy apreciados en los Albariños de esta zona.
En Ribeira do Ulla, el protagonismo lo tienen los esquistos, que aportan vinos más complejos, con matices minerales y persistencia en boca. Por otro lado, en O Rosal y Condado do Tea abundan los suelos aluviales y sedimentarios, fértiles y de alto rendimiento, aunque menos intensos en expresión que los graníticos.
También se encuentran, en menor medida, rocas metamórficas y pizarras, que dan lugar a vinos con un perfil mineral y una acidez más matizada.
Textura y composición del suelo
No solo importa el tipo de roca: la textura del terreno influye directamente en el resultado en copa. Los suelos pedregosos aluviales retienen el calor y generan vinos más estructurados, mientras que los arenosos se traducen en elaboraciones suaves, aromáticas y con menor graduación alcohólica. Los arcillosos, en cambio, destacan por aportar volumen y cuerpo.
El pH ácido predominante, la profundidad del suelo y su inclinación son factores adicionales que terminan de moldear la identidad de los vinos de la DO Rías Baixas.
Un refugio natural frente a la filoxera
Más allá de su influencia en el sabor, los suelos en la DO Rías Baixas tuvieron un papel crucial en la historia del vino europeo. A finales del siglo XIX, la filoxera arrasó viñedos en todo el continente, pero en Galicia encontró un obstáculo: los suelos arenosos y esquistosos que impedían su avance.
Gracias a ello, todavía existen en la denominación viñedos en pie franco, libres de injertos, que han permitido la conservación de variedades autóctonas como la Albariño. Este legado convierte a Rías Baixas en un territorio único, donde tradición y diversidad se unen en cada copa.
La importancia del suelo en la viticultura

Una riqueza para explorar en cada copa
La gran variedad de suelos en la DO Rías Baixas explica la amplitud de estilos y la personalidad cambiante de sus vinos. Desde la frescura atlántica de los graníticos hasta la complejidad de los esquistos, cada botella refleja un paisaje distinto.
Como destacan expertos internacionales, no hay un único Albariño ni un único vino de Rías Baixas. La mejor forma de comprender esta diversidad es recorrer sus subzonas y descubrir, a través de la cata, cómo el suelo deja su huella en cada vino.
