Torta tenerina

Originaria de la ciudad de Ferrara, este pastel de chocolate destaca por su interior húmedo, suave y jugoso, con una textura que recuerda al brownie, mientras que en el exterior desarrolla una fina capa crujiente que la convierte en un dulce único. Su nombre lo dice todo: “tenerina” significa “tierna” en italiano, y es precisamente esa cualidad la que la ha hecho tan popular tanto en Italia como en otros países.

Su gran ventaja es que no necesitas ser un experto en repostería para prepararla. Con ingredientes sencillos como chocolate negro, mantequilla, huevos, azúcar y un poco de harina, se obtiene un resultado espectacular. La clave está en la correcta integración de las claras montadas con la mezcla de chocolate y en no excederse con el tiempo de horneado. El punto ideal se consigue cuando al pinchar con un palillo en el centro, este sale con algunas miguitas adheridas, pero nunca completamente limpio. El calor residual terminará de darle la textura perfecta.

Otra de las ventajas de la torta tenerina es su versatilidad. Si se desea una versión sin gluten, basta con sustituir la harina de trigo por maicena, sin que esto altere su sabor ni su característica jugosidad. Además, se puede acompañar con azúcar glas espolvoreado, nata montada o incluso una bola de helado de vainilla para convertirla en un postre de lujo.

Para su elaboración se recomienda un molde desmontable de 23 cm de diámetro y un tiempo de reposo suficiente antes de desmoldar, ya que la torta necesita enfriarse por completo para mantener intacta su estructura. Su sabor intenso a chocolate y su delicada textura hacen que no sea un bizcocho corriente, sino un bocado memorable, digno de compartir en ocasiones especiales o simplemente para darse un capricho dulce.