viñedo industrial

Críticas al nuevo proyecto de viñedo industrial en el Val do Ulla

Varias entidades rurales gallegas alzan la voz contra la expansión del viñedo industrial en Vedra, impulsado por la bodega Martín Códax.

Tensiones en el Val do Ulla por un modelo de viticultura intensiva

En el corazón del Val do Ulla, la implantación de nuevos viñedos a gran escala ha encendido el debate sobre el futuro del paisaje rural gallego. La bodega Martín Códax, una de las más reconocidas dentro de la Denominación de Origen Rías Baixas, ha presentado un ambicioso proyecto de expansión en Vedra, lo que ha generado un fuerte rechazo por parte de colectivos sociales y agrarios.

La propuesta, que contempla la transformación de 18,5 hectáreas de terreno en las parroquias de Trobe, Ponte Ulla y San Pedro de Sarandón, ha sido calificada por organizaciones locales como una amenaza para la biodiversidad, el modelo de producción tradicional y la economía del pequeño agricultor.

Grupos como la Asociación Defensa da Ulla Verde, la Plataforma Sí a un rural vivo y el Sindicato Labrego Galego han unido fuerzas para mostrar su disconformidad con lo que consideran una “industrialización del viñedo”. Según sus portavoces, esta tendencia está alterando de forma acelerada el equilibrio natural del valle y desplazando formas de vida vinculadas al cultivo sostenible.

Riesgos ambientales y sociales

Entre las principales preocupaciones está el uso intensivo de productos químicos en este tipo de cultivo: herbicidas, fertilizantes y pesticidas que, según los colectivos, comprometen la calidad del agua, el suelo y la salud de los habitantes de la zona. La pérdida de cubierta forestal y el cambio del paisaje tradicional, con talas masivas, son también motivos de alarma entre quienes defienden un modelo rural más equilibrado.

Además del impacto ecológico, las críticas se extienden a los efectos económicos. Las organizaciones advierten que este tipo de iniciativas pueden desequilibrar el mercado vitivinícola, perjudicando especialmente a las pequeñas bodegas y a viticultores independientes que ya enfrentan dificultades en la comercialización de su producción. El recuerdo de la última vendimia en la Ribeira Sacra —con excedentes sin salida y precios a la baja— refuerza el temor a que este modelo se imponga como norma.

En ese sentido, el proyecto de Martín Códax, actualmente en fase de exposición pública y pendiente de evaluación ambiental, ha sido señalado como un ejemplo de esta tendencia. Las asociaciones convocarán próximamente asambleas vecinales para explicar el alcance de la iniciativa y promover la participación ciudadana en la presentación de alegaciones.

Un modelo vitícola en disputa

El caso del Val do Ulla evidencia un conflicto más amplio sobre el rumbo que debe tomar el desarrollo vitivinícola en Galicia. Frente a quienes defienden la modernización y expansión industrial del sector, otros reclaman una vuelta al origen: un modelo más local, con menor impacto ecológico y más arraigo social.

La situación actual plantea interrogantes sobre la sostenibilidad a largo plazo del viñedo gallego y el equilibrio entre rentabilidad económica y responsabilidad medioambiental. Lo que está en juego no es solo un uso del suelo, sino una visión de futuro para el campo gallego.

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