
¿Qué es la lágrima del vino?
La lágrima del vino es un fenómeno visual que revela mucho sobre su contenido alcohólico.
Cuando giramos una copa y observamos cómo se deslizan pequeñas gotas por las paredes del cristal, estamos viendo un detalle que va más allá de la estética.
La lágrima del vino no solo despierta curiosidad, sino que también ofrece información sobre la composición, la textura y la calidad percibida de la bebida.
El fenómeno detrás de la lágrima del vino
La lágrima del vino se produce debido a un proceso físico conocido como efecto Marangoni. Este ocurre cuando el alcohol y el agua en el vino se evaporan a diferentes velocidades.
El alcohol, más volátil, se evapora primero, generando una tensión superficial desigual que empuja las gotas hacia abajo, creando esas características marcas en forma de lágrimas.
¿Qué nos dice la lágrima del vino?
Aunque muchas veces se asocia con la calidad, lo cierto es que la lágrima del vino refleja principalmente el nivel de alcohol y la glicerina presentes en la copa. Cuanto más densas, lentas y marcadas sean las lágrimas, mayor será la concentración alcohólica y el cuerpo del vino.
Por ello, este detalle puede orientar al catador, pero no es un indicador definitivo de excelencia.
Curiosidad y tradición en la cata
Desde hace siglos, las lágrimas han sido objeto de interpretación entre sommeliers y aficionados. Algunos ven en ellas un elemento romántico y casi poético, mientras que otros las estudian como parte del análisis sensorial.
Lo cierto es que este detalle sigue fascinando en cada cata, convirtiéndose en un símbolo visual del vino y sus secretos.
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Más allá del brillo de la copa
La lágrima del vino es, en definitiva, una señal física que combina ciencia y tradición. Observarla nos invita a comprender mejor la bebida, pero también a disfrutar del ritual de la cata.
La próxima vez que una lágrima se forme en tu copa, recuerda que estás presenciando la unión de química, historia y placer en un solo gesto.
