
¿Sabías que el vino puede envejecer en el mar?
El vino envejecer en el mar no es ciencia ficción ni un simple capricho de marketing: es una técnica real que algunas bodegas han adoptado para crear vinos con matices sensoriales únicos.
Bajo el agua, en un ambiente de temperatura constante, ausencia de luz y un suave movimiento de las corrientes marinas, las botellas experimentan un proceso de crianza distinto al tradicional.
Este método submarino, cada vez más popular en regiones costeras, está captando la atención de enólogos, coleccionistas y amantes del vino que buscan experiencias y sabores fuera de lo común.
La historia detrás del vino sumergido
Aunque parezca una innovación reciente, la idea tiene antecedentes históricos. Algunos descubrimientos arqueológicos, como ánforas romanas recuperadas del fondo del mar, han revelado que el almacenamiento marítimo accidental conservaba el vino durante siglos.
Sin embargo, la técnica moderna comenzó a tomar forma a principios del siglo XXI, cuando bodegas en España, Francia, Italia y Chile decidieron experimentar con la crianza submarina como propuesta diferenciadora.
Factores que influyen en el envejecimiento bajo el mar
En el proceso tradicional, el vino reposa en bodegas con temperatura y humedad controladas. En cambio, bajo el mar, las condiciones son naturalmente estables y aportan ciertas ventajas:
- Temperatura constante – Entre 10 y 14 °C en la mayoría de las zonas costeras.
- Oscuridad total – Ausencia de luz que evita la degradación por rayos UV.
- Presión hidrostática – A partir de unos pocos metros de profundidad, la presión puede influir en la microoxigenación del vino.
- Movimiento suave – El vaivén de las corrientes marinas contribuye a una integración diferente de aromas y sabores.
- Entorno natural – Sin ruidos ni vibraciones mecánicas típicas de una bodega urbana.
Resultados sensoriales y perfiles de cata
Quienes han probado vinos envejecidos bajo el mar suelen describir matices más redondeados, con taninos suavizados y una mayor complejidad aromática. Aparecen notas salinas muy sutiles, y la frescura del vino tiende a mantenerse mejor que en la crianza terrestre.
Esto no significa que el método sea superior, sino que ofrece un perfil distinto que muchos encuentran fascinante.
El desafío logístico y económico
La crianza submarina no es sencilla ni barata. Se necesitan jaulas metálicas para proteger las botellas, permisos especiales para utilizar zonas marítimas y un control constante de factores como la profundidad y la salinidad.
Además, la extracción implica costes de buceo profesional o embarcaciones especializadas. Por ello, estos vinos suelen tener precios más altos y producirse en cantidades limitadas.
Ejemplos destacados en el mundo
- Crusoe Treasure (España) – Pionera en la crianza submarina, con instalaciones en la costa vasca.
- Edivo Vina (Croacia) – Con botellas envueltas en ánforas recubiertas de coral y conchas.
- Veuve Clicquot (Francia) – Ha realizado experimentos inspirados en botellas centenarias halladas en el Mar Báltico.
- Bodegas chilenas y argentinas – Comenzando a explorar la técnica en zonas patagónicas y del Pacífico sur.
¿Un capricho o el futuro del vino?
El debate está servido. Para algunos expertos, el vino envejecer en el mar es un lujo innecesario que encarece el producto sin justificarlo del todo. Para otros, es una aventura sensorial, una forma de explorar nuevas dimensiones del vino y ofrecer experiencias exclusivas a un mercado cada vez más curioso.
Sea como sea, la crianza submarina se ha ganado un lugar en el mundo vinícola, atrayendo tanto a quienes buscan innovación como a los románticos que imaginan cada botella como un tesoro rescatado del fondo marino.
