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El enoturismo impulsa las Rutas del Vino en España y ayuda a revitalizar la España vaciada con tradición y desarrollo local.

El enoturismo impulsa las Rutas del Vino y da vida a la España vaciada

Carlos Fernández 03/10/2025 Enoturismo

Fernando Redondo, auditor de Rutas del Vino, destaca cómo el enoturismo fortalece territorios como La Mancha y dinamiza la economía rural.

El enoturismo se ha consolidado como una herramienta clave para atraer visitantes, generar riqueza y revitalizar zonas con riesgo de despoblación. Así lo afirma Fernando Redondo, auditor de Rutas del Vino de España y socio fundador de Wine Tourism School, quien participó recientemente en el congreso “Experiencias que inspiran. Vino, patrimonio y territorio” celebrado en Medina del Campo.

Con más de una década de experiencia en este ámbito, Redondo defiende que las Rutas del Vino son un modelo de éxito en el que convergen instituciones, bodegas, municipios y negocios locales. En su opinión, se trata de un sistema flexible que permite adaptar la gestión a cada territorio, siempre con un objetivo común: beneficiar a toda la comunidad.

Rutas del Vino en Castilla-La Mancha

En la región castellanomanchega, la primera certificada fue la Ruta del Vino de La Mancha, a la que se sumaron Valdepeñas, La Manchuela y Méntrida. Además, la integración de Jumilla en la parte albaceteña reforzó la oferta de enoturismo en el sureste peninsular.

Según los informes publicados por ACEVIN (Asociación Española de Ciudades del Vino), el proyecto ya reúne a más de 2.400 establecimientos en toda España, consolidándose como uno de los referentes turísticos vinculados al vino.

Un modelo a seguir en Europa

El auditor explica que el modelo español, basado en la colaboración entre sector público y privado, despierta interés en países vecinos como Portugal. Allí, el desarrollo enoturístico es más reciente, mientras que en España las rutas acumulan más de 25 años de trayectoria, con 37 proyectos en activo que continúan creciendo.

La clave, señala Redondo, está en la mentalidad compartida: el visitante no solo acude a una bodega, sino que también consume en restaurantes, se aloja en hoteles rurales y descubre el patrimonio cultural. De este modo, el impacto económico se reparte entre todo el territorio.

El valor de las bodegas subterráneas

Uno de los ejemplos más llamativos se encuentra en Tomelloso (Ciudad Real), municipio que cuenta con 2.208 bodegas subterráneas, el mayor número en España. La implicación de los propietarios, junto con el apoyo institucional, ha hecho posible que muchas de estas cuevas puedan visitarse, ofreciendo al turista una experiencia única ligada a la tradición vitivinícola.

Para Redondo, poner en valor estos espacios históricos es fundamental para diversificar la oferta turística y reforzar la identidad cultural de las regiones productoras.

Una visión de futuro para el enoturismo

El crecimiento sostenido de las Rutas del Vino demuestra que el enoturismo es mucho más que una moda: es una vía eficaz para dinamizar la España vaciada, mantener vivas las tradiciones y abrir nuevas oportunidades económicas.

El reto ahora está en seguir fortaleciendo la colaboración entre bodegas, municipios y hostelería para consolidar este modelo que ha convertido a España en un referente internacional.

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