Tomelloso, el corazón subterráneo del vino en España: 2.500 cuevas y una tradición centenaria

Estas bodegas subterráneas, conocidas como «lumbreras», tienen un diseño único, con rejillas visibles en las aceras que permiten ver parte de este fascinante laberinto subterráneo. Los techos de las cuevas, con un grosor que varía entre 2 y 5 metros, garantizan condiciones de humedad y temperatura ideales para la conservación del vino.

Esta infraestructura, que data de los primeros trabajos de cava a principios del siglo XIX, ha sido esencial para convertir a Tomelloso en el mayor productor de vino del mundo durante varias décadas.

Además, el municipio conserva otros elementos arquitectónicos que narran su pasado vitivinícola. Las imponentes chimeneas de hasta 40 metros de altura, vestigios de antiguas torres de destilación, aún se mantienen como testigos de la gran industria vinícola que fue en su momento.

No menos importante son los bombos, unas estructuras de piedra seca construidas en el siglo XIX para albergar a los trabajadores del vino.

Hoy en día, cerca de 90 de estas bóvedas se mantienen en perfecto estado, formando parte del legado arquitectónico de Tomelloso.