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Vinos murcianos se adaptan al cambio climático con sostenibilidad y nuevas técnicas para proteger su tradición.

Vinos de Jumilla y Bullas frente al cambio climático: adaptación y resiliencia

Carlos Fernández 17/09/2025 Noticias en Sabor Vino

El cambio climático amenaza a los viñedos murcianos. Jumilla y Bullas apuestan por sostenibilidad, nuevas técnicas y variedades resistentes.

Vinos murcianos en transformación por la crisis climática

El sector vitivinícola de la Región de Murcia atraviesa un momento decisivo. Con temperaturas cada vez más altas, sequías prolongadas y fenómenos meteorológicos extremos, la superficie de viñedos ha caído de 45.000 a 21.000 hectáreas en apenas 25 años.

En este contexto, bodegas y viticultores de Jumilla y Bullas se esfuerzan por mantener la calidad y la identidad de los vinos murcianos mediante estrategias de adaptación que van desde la gestión del suelo hasta la innovación varietal.

Técnicas agrícolas para conservar la calidad de la uva

Carolina Martínez Origone, secretaria gerente del Consejo Regulador de la DOP Jumilla, advierte que el cambio climático afecta “de manera significativa” a la viticultura regional. Entre las medidas aplicadas destacan podas cortas que respetan el flujo de savia, manejo de suelos para retener agua y un control minucioso de la maduración para vendimiar en el momento exacto.

La variedad autóctona Monastrell continúa siendo la base de los vinos murcianos por su resistencia natural al calor. Sin embargo, investigadores del Imida trabajan con cruces experimentales —como Gebas, Mirtya, Calblanque y Calnegre— para anticiparse a los efectos de la crisis climática.

El agua, recurso estratégico para la supervivencia

La escasez hídrica es el gran desafío. La mayor parte de los viñedos son de secano, lo que ha llevado al sector a reclamar riegos de apoyo que permitan garantizar la supervivencia de las plantas. Martínez Origone lamenta que esta demanda no haya sido atendida, mientras observa cómo proliferan cultivos hortícolas y de uva de mesa con un consumo de agua mucho mayor.

En paralelo, los viticultores ensayan cubiertas vegetales, podas en verde y nuevas orientaciones de viñedo hacia zonas más frescas o con mayor altitud, con el fin de mitigar el estrés hídrico y térmico.

Bodegas más sostenibles y con reconocimiento internacional

Las bodegas de Jumilla han convertido la sostenibilidad en un eje de trabajo. Varias instalaciones han integrado energías renovables, reutilización de recursos y reducción de la huella de carbono. Algunas cuentan incluso con la certificación International Wineries for Climate Action, un sello que reconoce su compromiso ambiental.

Aunque estas medidas elevan los costes y repercuten en el precio final, los expertos aseguran que los vinos murcianos mantienen una excelente relación calidad-precio y han logrado reconocimiento en mercados internacionales.

La visión desde Bullas: incertidumbre y riesgo

Francisco Carreño, presidente del Consejo Regulador de la DOP Bullas, destaca que la sequía extrema ha reducido la producción en un 30% y que, de repetirse un año más de pérdidas, el sector estaría en riesgo de desaparición. Se muestra cauto ante las nuevas variedades, recordando que la adaptación de los cultivos requiere décadas.

Carreño insiste en que la administración podría aliviar la situación autorizando riegos de socorro, medida que considera vital para la supervivencia del viñedo.

Un futuro que depende del compromiso colectivo

El esfuerzo de bodegas y viticultores ha permitido que los vinos murcianos mantengan su carácter y calidad pese a la crisis climática.

Desde Jumilla y Bullas se hace un llamamiento a los consumidores: elegir estos vinos no solo significa disfrutar de una tradición enológica centenaria, sino también apoyar un modelo de viticultura sostenible y respetuoso con el medio ambiente.

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