Las alitas de pollo al horno son uno de esos platos que nunca fallan en la mesa. Su versatilidad hace que puedan servirse como entrante en una comida especial, como tapa en una reunión con amigos o incluso como plato principal en un menú para compartir. Lo mejor es que, con una preparación muy sencilla y sin necesidad de freír, se pueden conseguir unas alitas irresistiblemente crujientes por fuera y jugosas por dentro.

La clave para lograr unas alitas llenas de sabor está en el marinado. Un buen adobo no solo potencia el gusto, sino que también aporta un equilibrio perfecto entre lo dulce, lo salado y lo cítrico. En esta receta, el marinado combina ingredientes básicos como miel, salsa de soja, mostaza de Dijon, zumo de limón y ajo. Esta mezcla resulta en una combinación única: ligera, sabrosa y con un punto caramelizado que se intensifica durante el horneado.

Otro detalle importante está en la forma de cocinarlas. Para que las alitas de pollo al horno queden realmente crujientes, se recomienda colocarlas sobre una rejilla con una bandeja debajo. De este modo, el calor circula de manera uniforme alrededor de cada pieza y los jugos sobrantes se recogen sin que las alitas se empapen. Además, este sencillo truco evita que queden blandas y asegura ese acabado dorado y crujiente tan apetecible.

Prepararlas no requiere experiencia en la cocina ni mucho tiempo. Basta con mezclar el marinado, dejar reposar las alitas en la nevera durante unas horas —idealmente toda la noche— y hornearlas a temperatura alta. En apenas 20 minutos de cocción estarán listas para disfrutar. Una receta fácil, práctica y perfecta para quienes buscan sorprender con un plato sabroso sin complicarse demasiado.

Si estás buscando una opción deliciosa para tus reuniones o simplemente un antojo crujiente, estas alitas de pollo al horno se convertirán en una de tus recetas favoritas.