Una ensalada César con pollo que elevará tus entrantes.
La ensalada César con pollo es uno de esos platos que nunca pasan de moda. Con su lechuga romana crujiente, el toque salado de los filetes de anchoa, la cremosidad del queso Roquefort y unas jugosas tiras de pollo a la plancha, esta receta es perfecta para cualquier época del año.
Además, su preparación es sencilla, sin gluten, y puede convertirse en la estrella de tu mesa en tan solo unos minutos. ¿Quieres saber cómo hacerla en casa de manera fácil y deliciosa?
Para la salsa:
Coloca los filetes de anchoa, el queso Roquefort, el zumo de limón y el aceite de oliva en el vaso de una batidora. Tritura hasta conseguir una crema suave y homogénea.
Prueba y, si es necesario, ajusta la acidez añadiendo un poco más de limón. No es necesario añadir sal gracias al sabor de las anchoas.
Separa las hojas de la lechuga, lávalas bien y sécalas. Haz lo mismo con los canónigos, asegurándote de retirar cualquier raíz.
Pela la cebolla roja, córtala en juliana fina y déjala reposar en agua con una pizca de sal para suavizar su sabor.
Abre las pechugas en forma de libro para que se cocinen uniformemente. Cocínalas en una plancha o sartén con un poco de aceite de oliva, sal y pimienta, apenas dos minutos por cada lado para que queden jugosas.
En un bol grande, mezcla la lechuga, los canónigos, la cebolla escurrida y las virutas de parmesano. Sirve en los platos individuales junto a media pechuga de pollo por persona y acompaña con la salsa cremosa de anchoas y queso.
Para potenciar la frescura y los matices salados de esta ensalada, te recomendamos acompañarla con un vino blanco joven. Un Albariño de las Rías Baixas o un Verdejo de Rueda serán elecciones ideales.
Ambos vinos, gracias a su acidez vibrante y notas frutales, equilibrarán perfectamente el sabor potente de la salsa y la textura del pollo a la plancha.
Para obtener el máximo sabor, te aconsejamos preparar la salsa con antelación y reservarla en frío. Eso sí, cocina las pechugas de pollo justo antes de servir para conservar toda su jugosidad.
¿Te sobra salsa? Puedes usarla para aliñar arroz, acompañar salmón a la plancha o incluso untarla en un bocadillo gourmet.